Por Región Dos Ríos
La historia de Colombia se teje en la cotidianidad de su gente. Los dramas y sentidos otorgan un valor referencial a lo colectivo y sus rasgos históricos la definen. ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? Estas son búsquedas que pasan por el hacer y el vivir dignamente y los procesos de consolidación de la Reforma Agraria Integral y Popular recorren caminos en los que la norma y las instituciones han dialogado con contextos sociales y culturales diversos, promoviendo la participación directa de la sociedad en la construcción de una propuesta de país en paz.
El Plan de Vida propuesto desde los Territorios Campesinos Agroalimentarios (Tecam, figuras de ordenamiento territorial propias del campesinado) permite definir cómo se desea vivir, qué se va a producir, cómo y para quién.
Micoahumado, corregimiento del Sur de Bolívar, encapsula la rica historia y diversidad cultural de la Región de los Dos Ríos, y la historia de Micoahumado ha estado marcada por la violencia del conflicto armado y que, a pesar de la zozobra, los habitantes han reconstruido el tejido social y fortalecido la organización comunitaria fundamental para enfrentar el desplazamiento y el despojo de tierras, así como para contribuir al fortalecimiento de la identidad local y la cohesión social.
En el corazón del corregimiento de Micoahumado (en el municipio de Morales, Bolívar) la historia de resistencia y esperanza se escribe con cada paso que da su gente. Después de sufrir la cuarta arremetida paramilitar en 2002, el pueblo decidió no dejarse vencer por la violencia que trajo consigo el miedo, el desplazamiento y la muerte. En 2003 durante la Asamblea Popular y Constituyente, la comunidad proclamó su derecho a la vida, la paz y la justicia, reconociéndose como proceso soberano y comunitario, y asumiendo y resolviendo las adversidades que los planes de un futuro en paz y armonía presentan en su camino.
Gracias a la resistencia y el empuje de sus gentes, Micoahumado ha logrado concretar proyectos y apoyos internacionales que han impulsado su economía local, la restitución de cultivos del pan coger y otros propios del paisaje agrícola. También ha podido acceder a proyectos de ganadería y declarar en su territorio una zona agrícola. En 2023, esta lucha proyectada gracias la figurapolítico-organizativa que son los Tecam, Micoahumado camina hacia la declaración de su territorio como Territorio Campesino Agroalimentario Paz y Soberanía, Serranía de San Lucas.
Micoahumado es un ejemplo de cómo la unidad y la determinación transforman el dolor en esperanza, mostrando que, a pesar de las dificultades, la comunidad sigue caminando hacia un futuro mejor.
Este lugar ha sido testigo de transformaciones sociales, geográficas y económicas a lo largo de los años, también es testigo del conflicto armado colombiano, en el que sus gentes se han visto sometidas a desplazamientos, enfrentamientos entre grupos armados, amenazas hacia sus líderes, asesinatos selectivos y una situación bastante crítica de violación a los Derechos Humanos.
El avance constitucional del campesinado como sujeto de derechos y el fortalecimiento del Territorio Campesino Agroalimentario Paz y Soberanía Serranía de San Lucas, llevará a que las comunidades sigan construyendo los caminos necesarios para acceder a la educación, tener diálogos sobre el rol y las opresiones que sufren las mujeres; avanzar en el enfoque diferencial e intergeneracional, conservar las semillas nativas y hacer que el acceso a la tierra sea en condiciones dignas, entre otras reivindicaciones de la lucha campesina actual.
Esta semana, previo a la declaración del Tecam, en el corregimiento de Micoahumado la gente se reúne, se escucha y definen los planes de vida que garanticen vivir con dignidad a más de setecientas familias asegurando la permanencia de la cultura campesina, el acceso a fuentes hídricas y alimentos saludables.
Reunidos, representantes de las comunidades organizadas priorizan la escucha y atención, porque a todos y todas interesa construir lugares del vivir bien y tranquilo en el territorio en medio de un conflicto irresuelto, especialmente cuando los índices de hambre crecen y las posibilidades de resolver el día a día se reducen para la gran mayoría de la población.
Los Tecam, como figura de ordenamiento territorial, recrean el espacio dialógico entre diferentes territorios organizados desde el movimiento social campesino y el Estado colombiano en su dimensión constitucional, institucional y civil, reconociendo al campesino como sujeto de derechos.