Desde la Integración Campesina del Cesar comprendemos que la historia del municipio Agustín Codazzi y el departamento del Cesar ha estado marcada por desigualdades en la propiedad y la tenencia de la tierra. Durante siglos, mientras muchos campesinos han vivido en condiciones precarias o han sido despojados de sus tierras, mediante la violencia militar y paramilitar, grandes extensiones de tierra han estado en manos de unas pocas familias y de empresas extranjera, las cuales han sido destinadas principalmente para la explotación de carbón, el monocultivo de la palma de aceite y la ganadería extensiva.

A raíz de estas tensiones entre los intereses económicos de los empresarios y terratenientes, y los derechos de los campesinos, se han generado procesos de lucha por la tierra, que han sido reprimidos y acallados, pero que han dejado profundas huellas de resistencia en nuestras comunidades. Este legado es el que hoy retomamos, recogiendo las semillas sembradas por nuestros padres y abuelos y alzando la bandera de la dignidad campesina.

El 23 de septiembre 2023, 47 familias campesinas, en un acto de rebeldía y soberanía popular, decidimos recuperar las casi 500 hectáreas de la antigua Hacienda El Toro, que estaba improductiva hace más de 40 años. Dos días después el Estado intentó sacarnos de estas tierras por medio del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía y el Ejército, y luego llegaron las llamadas “brigadas solidarias” enviadas por FEDEGAN para generar terror en la población campesina, buscando que abandonáramos la finca.

Luego de la tercera incursión de la fuerza pública al predio, en la que detuvieron a dos compañeras e hirieron a dos compañeros, se instala una mesa de interlocución con el gobierno nacional, a fin de llegar a acuerdos sobre el acceso a la tierra por parte de quienes retomamos la finca El Toro. Para dar inicio a esta interlocución, el gobierno nos exigió salir del predio, por lo cual decidimos ubicarnos en la vía que de Valledupar conduce a Bucaramanga. Allí duramos aproximadamente 5 meses, durante los cuales se fortaleció el proceso organizativo, en torno a las necesidades y a la urgencia de resolverlas colectivamente.

Gracias a la movilización y organización y al acompañamiento del Coordinador Nacional Agrario, finalmente logramos acceder al predio en enero de 2024, fecha a partir de la cual empezamos a materializar la propuesta de soberanía alimentaria con la siembra de plátano, yuca, arroz, maíz, ahuyama, batata, ajonjolí, entre otros, priorizando las semillas nativas y sin agrotóxicos. También iniciamos la construcción de las viviendas para las familias que permanecemos en este territorio, y la escuela, que empezará a funcionar en enero próximo.

El derecho a tener nuestra tierra


Los campesinos apelamos al legítimo derecho a la tierra y al territorio, y para acceder a ella construimos organización, nos movilizamos, recuperamos tierras para hacerlas productivas en función del bienestar de nuestro pueblo.

Concebimos el territorio como el espacio geográfico donde transcurre nuestra vida, donde generamos esa relación directa y especial con la tierra, la naturaleza y el agua; donde las comunidades nos organizamos y resistimos.  Es donde están las huellas de nuestro pasado común y donde, a través de nuestros actos, planes y decisiones colectivas, construimos nuestro futuro. En el territorio establecemos relaciones sociales, de producción, culturales y políticas; siendo la base fundamental del poder popular, ejercido por las comunidades y cimentado en los mandatos populares.

El sujeto central de esa construcción territorial es el campesinado, el cual entendemos como sujeto político y cultural y como clase social, quien es el actor fundamental en la materialización de la propuesta de Reforma Agraria Integral y Popular.     

La propuesta de Reforma Agraria que venimos construyendo como movimiento campesino, tiene como propósito alcanzar un reordenamiento del territorio nacional que armonice la disposición de los recursos naturales con las necesidades del país y la nación. Tal reordenamiento es necesario para democratizar las condiciones de acceso a la tierra y los recursos naturales, el acceso al trabajo en condiciones de dignidad, a al agua y a los alimentos.

Lo que nos proponemos como TECAM Serranía del Perijá y Valle del Río Cesar

Nuestro objetivo principal es consolidar un proceso de soberanía popular sobre el territorio a partir de un ordenamiento que sea la base sobre la cual construimos nuevas relaciones sociales que garanticen una vida digna para todos. Para ello, nos proponemos:

  • Impulsar el acceso equitativo a la tierra para las comunidades campesinas así  como la titulación de las tierras.
  • Fortalecer la organización campesina a partir de la cohesión social y la participación activa de las comunidades en la toma de decisiones.
  • Promover la Soberanía Alimentaria impulsando la diversificación de cultivos, la producción de alimentos para garantizar una alimentación libre de agrotóxicos.
  • Gestionar las condiciones necesarias para la garantía de servicios básicos como agua potable, salud, educación y vivienda digna.
  • Fortalecer la economía popular campesina, fomentando el cooperativismo, la asociatividad, y demás actividades productivas y de intercambio.
  • Fomentar el rescate y fortalecimiento de la identidad y cultura campesina.
  • Construir una cultura de uso racional y protección de la naturaleza y los ecosistemas propios del territorio para el cuidado de la vida.
  • Defender del territorioy garantizar nuestra permanencia en él, para lo cual conformamos y fortalecemos nuestra guardia campesina.

¡POR LA DEFENSA Y LA RECUPERACIÓN DEL CAMPO COLOMBIANO, VIDA DIGNA Y SOBERANÍA POPULAR!