Del 26 al 28 de septiembre, junto con 42 compañeros y compañeras de 20 organizaciones sociales y de Derechos Humanos nacionales e internacionales y medios de comunicación, acompañamos la Caravana Humanitaria “Ruta Libertadora”, que se realizó en el departamento de Boyacá. Recorrimos el corredor humanitario que las comunidades de Socotá, Pisba, Paya y Socha, organizadas en la “Asociación Corredor Humanitario Ruta Libertadora”, han venido construyendo. Reclaman al Estado colombiano su urgente intervención e inversión.
La Caravana inició en el Colegio Jairo Albarracín Barrera, en la vereda de Cómeza Hoyada (Socotá), en donde la comunidad estudiantil, en cabeza del rector y la personera del colegio, realizaron una presentación y denuncia sobre las exigencias y garantías para ejercer el derecho a la educación digna. También tuvimos la intervención de campesinos de los sectores más cercanos, quienes realizaron un contexto sobre la grave situación de vulneración de derechos que durante décadas han padecido.

A pesar del intento de saboteo, estigmatización y deslegitimación realizado previamente y a través de una intervención por parte del alcalde municipal Adiel Panqueba, continuó el ejercicio de recolección de denuncias y preparación para realizar el recorrido que Simón Bolívar y el Ejército Libertador realizaron en el Páramo de Pisba hace dos siglos, para luchar por la independencia del país.
Para subir al páramo, iniciamos el recorrido en el sector de El Santuario, que se encuentra a dos horas en camioneta desde el punto de partida de la Caravana. Compartimos una noche bajo el cielo despejado, la temperatura baja y el calor de la convicción de quienes asumimos a esta importante tarea de verificación, acompañamiento, recolección de casos y denuncias.
En la madrugada, aún sin la luz del día, emprendimos la caminata por la “Ruta Libertadora”, atravesando el Páramo de Pisba. Por el camino nos encontramos a varios campesinos y campesinas que transitan en sus bestias para poder conseguir algunos elementos básicos, para salir a una cita médica y también para apoyar a la Caravana. Fueron alrededor de siete horas de camino hasta llegar a la Vereda de Pueblo Viejo (la más grande del municipio de Socotá y, a su vez, la más olvidada) en donde la comunidad nos esperaba con una olla comunitaria y la esperanza de poder visibilizar los vejámenes que han padecido por el evidente abandono estatal.
Tienen que sacar a los enfermos en camillas de madera, recorriendo esa misma ruta en la que tardamos siete horas en llegar, con el peso, el clima y los improvistos que se pueden extender a nueve, diez o más horas. Allá no hay servicio de energía eléctrica. La profesora debe desplazarse largas horas para poder llegar a dictar clases. No pueden sacar la diversa producción agroalimentaria de esta zona (café, panela, leche, quesos, plátano, yuca, etc.) ni cuentan con viviendas dignas o acceso a derechos básicos. Durante décadas han tenido que perder personas que no alcanzan a sacar al pueblo para recibir atención. Estas son solo algunas de las problemáticas y denuncias que se recolectaron en la Caravana.

Además, existe un temor constante de quienes decidieron organizarse para luchar por una vía que les permita mejorar un poco estas condiciones en las que viven, ya que han enfrentado señalamientos por parte de la Administración municipal y medios de comunicación. Han tenido que enfrentarse a instituciones nacionales y departamentales, que desconocen la ley y los señalan de infringirla. También, en este territorio en los últimos meses han hecho presencia bandas paramilitares al servicio de los intereses de Antonio Medina (cabecilla del Frente 28 de las disidencias de las FARC), que instalan pancartas, amenazan e intentan aumentar este temor para buscar un control territorial. Por esto, las comunidades exigen de manera urgente que el Gobierno nacional implemente medidas de protección colectiva para la Asociación.
Con el apoyo y solidaridad de la comunidad, partimos a las 4:30 a.m. luego de compartir un mute elaborado al calor del fogón. Dispusieron varias de sus bestias para ayudar a la Caravana a subir nuevamente hasta El Santuario, cargando por tramos a quienes físicamente se iban agotando o ayudando con las maletas. Fueron casi las mismas siete horas subiendo que tuvimos que recorrer para llegar a cumplir la cita con las comunidades y entidades del Gobierno nacional, departamental y local que se habían citado para realizar la instalación de una mesa de negociación y concertación.
El día 28 de septiembre llegaron al sector de El Santuario el senador campesino Robert Daza y la Consejera Presidencial para las Regional Luz María Múnera (ambas entidades tuvieron un delegado en todo el recorrido de la Caravana). Asimismo, hicieron presencia la Dirección para la Igualdad y la Equidad del Campesinado del Ministerio de la Igualdad (tres de sus funcionarios realizaron el recorrido de la Caravana), el Ministerio de Salud y una delegada de la Gobernación de Boyacá.
Se realizaron compromisos para establecer una Mesa de Trabajo gestionada desde el Gobierno nacional a través de la Consejería, entre la Asociación Corredor Humanitario Ruta Libertadora y las instituciones que deben comprometerse en la materialización de la construcción de la carretera que conectaría a Pueblo Viejo con la vía nacional Ruta Libertadora. Además, se acordó trabajar sobre las exigencias de salud, vivienda, educación tierras y demás derechos básicos. El espacio en este sector culminó con éxito, compartiendo un sancocho elaborado por la comunidad en una olla comunitaria.
La Administración municipal, en cabeza de Adiel Panqueba, no solo no llegó; sino que a través de comunicación con algunas de las instituciones convocadas les manifestó que no existían garantías para que pudieran asistir a cumplir la cita al campesinado organizado, que exige legítimamente sus derechos fundamentales. Este fue un intento de saboteo contra la Caravana Humanitaria, actuando en contra de los intereses de las comunidades. La Defensoría del Pueblo no realizó el acompañamiento a la Caravana, tal como había sido acordado previamente. Hubo otras instituciones convocadas que no llegaron y de quienes no hubo respuesta como el Ministerio de Ambiente, Ministerio del Interior, Ministerio de Agricultura, Unidad de Restitución de Tierras, Ministerio del Trabajo, Corporación Autónoma de Boyacá y las alcaldías de Socotá, Socha, Pisba y Paya.
Finalmente, regresamos hasta el Colegio Jairo Albarracín Barrera, en la vereda de Cómeza Hoyada. La comunidad dispuso nuevamente de bestias y carros para que las personas de la Caravana pudiéramos desplazarnos y culminar con éxito la actividad. La tarea que nos queda es aportar en el fortalecimiento de la organización de la Asociación, gestionar los espacios para alzar sus voces a nivel nacional e internacional y visibilizar los casos de violación de Derechos Humanos, Derecho Internacional Humanitario y demás vulneraciones que padecen.